Julia López, una veterana de Xacarandaina, enseño parte del cuerpo de baile, la parte "blanca", unos pasos tradicionales. Una mezcla de baile Gallego y Folk. Estas bailarinas representaban el "bien" por lo tanto iban vestidas de blanco y sus bailes eran alegres y divertidos.
Alma Blanco, profesora de danza y coreógrafa, instruyo al otro cuerpo de baile, la parte "negra/oscura", el reflejo de la maldad. Sus bailes eran dinámicos y "cañeros".
Entre esta representación atraves del baile, una versión personal del Yin y el Yan, la obra vivió sus momentos mas emocionantes, todo al son de una música, en especial de MAGO De OZ, que ponía los pelos de punta. El momento mas memorable llegaba con la canción, La Voz Dormida, donde se refleja el momento de lucha de la maldad y la bondad, después de la fingida muerte de nuestra protagonista.
